miércoles, 13 de abril de 2011

Yo rodé con Kazuo Hara

LO ADMITO, NO ENTENDÍ NADA... PERO ¡QUÉ EXPERIENCIA!



  El pasado jueves, el documentalista japonés Kazuo Hara, invitado por el Festival de Cine de Las Palmas, solicitó a la organización un pequeño equipo de rodaje. Quería rodar "su promesa", la promesa de regresar a la isla algún día con sus próximas películas.


   La organización se puso en contacto con mi amigo David Delgado, y él a su vez con Pedro García y un servidor.
   Y allá vamos, de forma altruista, por supuesto. Junto con mis dos compañeros habituales de fatigas cinematográficas nos acercamos al Gabinete Literario, y plantamos el trípode en una de sus hermosas estancias.


   Hara era el actor y el director de la sesión. Nos iba indicando, con la ayuda de un traductor, el tamaño del plano, las panorámicas, la altura etc etc, mientras él, frente a la cámara, iba mostrando láminas con caligrafía japonesa que correspondían a distintos estados de ánimo.


   Nos explicó en pantalla lo que significaba cada saludo, agachar la cabeza, arrodillarse. Me sentí inmerso en una cultura muy diferente a la nuestra.


   Al final, nos explicó que tenía que cumplir su promesa, pues, de no hacerlo, y de acuerdo con la costumbre nipona, se vería obligado a tragarse mil agujas ¡mil agujas!


   ¡Corten! Bueno... Cut!- nos dijo, el último plano rodado. 
   Aplausos, fotos de fin de rodaje. Cerramos trípode, cambiamos batería, como tantas veces, como en tantos trabajos. A fin de cuentas, era un trabajo más... 


Pero no, no lo era. Estábamos allí, con Kazuo Hara, con una leyenda del documental asiático. Habíamos visto sus películas durante el transcurso del Festival. Documentales rodados antes de que yo naciera, en 16mm, antes del video, antes del digital.


No entendí demasiado, la verdad, pero... la experiencia fue inolvidable.