martes, 22 de noviembre de 2011

Larga vida al VHS

QUE TIEMPO TAN FELÍZ VIVIMOS TÚ Y YO.



   Aún no habían caído las Torres Gemelas cuando decidí dedicarme a esta absurda actividad de contar historias a través de imágenes en movimiento.
   Me apunté a una academia de cuyo nombre no quiero acordarme y me hice unos cuantos cursos: guión literario, guión técnico etc etc.
   Dudé después si hacer el curso de interpretación que ofertaba dicha academia. Yo no quería ser actor, pero pensé que. si quería dirigir algún día, tendría que conocer el mundillo de los actores y la realidad que lo rodeaba.

Allí conocí a un grupo de entusiastas actores, que a la larga formaron parte de los primeros cortometrajes que entre todos dimos a luz.


   David Curtelin, actor y amigo que me dio el entusiasta empujón anímico que me faltaba. Yazmina Ramírez, magnífica actriz que ha seguido su carrera interpretativa y que nos dimos mutuamente nuestras primeras oportunidades (cuando yo esté en la indigencia y tú ganando el Goya, espero que te acuerdes de mi Yazmi). Solimar Gutiérrez, que mas tarde fue a la Escuela de actores de Canarias y ya le perdí la pista. Irene Hernández, que se fue a Barcelona a estudiar interpretación y la encontré allí dos años después.

   A todos nos unía una misma pasión y un mismo entusiasmo por la creación artística y cinematográfica.

   De hecho, en aquella época, el cine se convirtió en algo así como una nueva novia para nosotros. Y como toda relación amorosa que empieza, hacíamos el amor de forma desenfrenada con ella. Escribíamos guiones un martes y los rodábamos un jueves. Y así sin parar.
   Yo tenía una cámara VHS, y no necesitábamos mas. El sonido era un palo de fregona con un micrófono de ordenador pegado con cinta adhesiva en la punta.

Los travelings los hacíamos fijando el trípode a una silla de oficina. Llegué a comprarme un foco de jardín que iluminaba nuestros improvisados sets de rodaje.



   Aquella maravillosa época nos dejó títulos tan inclasificables como intragables del estilo de "Terapia mortal", "La ira de Dios", "El triángulo Isósceles", "Confesión final"...

   No recuerdo haberlo pasado tan bien en mi vida. Todo era nuevo, excitante, divertido... 

El nombre de nuestro grupo artístico, nombre que aún hoy encabeza mis producciones nació allí, en uno de aquellos rodajes. Los fallos de raccord, y la falta de continuidad entre los planos (coche aparcados que de pronto desaparecían etc etc) me llevaban a justificar todo con: "No es un fallo, es una elipsis". De ahí, producciones La Elipsis.



   Supongo que nuestra historia es tan vieja como la tierra. Hubo una generación anterior a la nuestra que lo tuvo un poco mas difícil. Una generación de super8, de revelado, de negativos, de moviolas. Otros nombres, David Delgado, Fernando Palmero... otros rostros, pero el mismo entusiasmo, la misma ilusión...

   Después todo cambió.
   La cosa se puso seria.
   El VHS dejó paso a palabras como Betacam Digital, IMX, Dvcam. HDV, kinescopado, 35 mm, estrenos, premio al mejor corto canario, Cine Capitol, Gran Vía, y a otras no tan bonitas como Productoras, subvenciones, etc etc...

   Sí. Ganamos en calidad técnica y artística pero todo se volvió menos... ¿cuál es la palabra? ¿divertido? No, no... inocente. Todo se volvió menos inocente.

Así que hoy, tras la pérdida de la inocencia, tras la realidad golpeada, sólo me queda un mar de fotos imprecisas de aquellos maravillosos años de aprendizaje en los que nuestras ilusiones aún estaban intactas, sin desvirgar.

Que tiempo tan feliz...