sábado, 12 de noviembre de 2011

Más vale Romeo cámara en mano que Julieta sobre steady


Acto III Escena I

INDEPENDIENTE
[Seguidme de cerca, pues voy a hablarles. -Salud,] caballeros; una
palabra a uno de vosotros.

SUBVENCIONADO
¿Una palabra a uno de nosotros? ¿Eso tan sólo? Acompañadla de
algo; palabra y golpe a la vez.





   En la ciudad de Verona, Julieta pertenecía a esa familia que producían sus obras de teatro gracias a las subvenciones institucionales. 
   La familia de Romeo, los Independientes, en cambio, realizaba sus obras con sus propios medios y recursos.

   Ambas familias estaban enfrentadas, aunque a veces fingieran que sus diferencias no les separaban.

   Una noche de estrenos oficiales de los Subvencionados, Romeo se coló, infiltrado y disfrazado, en la fiesta tras la representación.
   Allí encontró a Julieta, y ambos se enamoraron. Bueno, se conocieron, y luego el Facebook hizo el resto.

   Al principio todo bien, supongo. 
Pero poco a poco, las posturas irreconciliables salen a flote. Ya saben, el Tibaldo que traiciona al Mercucio, y el Romeo que se raya... Las obras de teatro subvencionadas que injustamente reciben más apoyo que las independientes, a pesar de que no necesariamente eran mejores... 

   En el balcón Julieta se preguntaba si una obra subvencionada, con otro nombre, acaso no sería la misma obra...
   Lo cierto es que no, (ya que en Verona no es lo mismo representar una obra con 50.000- ¿qué se usaba en esa época, el maravedí, el escudo? Ni idea- cortesía del Príncipe, que sacarlos de tu propia bolsa... y lo siento por Julieta y por Umberto Eco.
   -Reniega de tu nombre Independiente...-

   Ya , ya...

   El puñetero fraile ese que pensaba que la unión firmaría la paz entre las dos familias era un ingenuo.

   Así que Julieta y Romeo optaron por inmolarse. Sacrificar su amor en el altar de la cultura pueblerina de Verona. Ella se fingió muerta para él, y él fingió creerlo.

   
Y eso es todo.

La mañana trae consigo una paz lúgubre; el sol avergonzado, no saca la cabeza. Vámonos, que hemos de hablar apesadumbrados de estos hechos. Unos serán perdonados, otros tendrán su castigo, pues nunca hubo historia más triste y penosa como ésta de Julieta y su Romeo. 
FIN.