lunes, 7 de noviembre de 2011

Un día en Barajas

"ANTES HACÍAMOS CINE, NOS CONOCÍAMOS TODOS. LO DE AHORA ES PROSTITUCIÓN CULTURAL" (Pepa Flores "Marisol")


   Era Julio del 2004.
      Yo deambulaba solitario, sin rumbo, por el aeropuerto de Madrid Barajas, con mi bobina de 35 mm bajo el brazo.
   ¿Adónde voy? ¿De dónde vengo?
   Habíamos estado en el Cine Capitol de Gran Vía presentando mi primer cortometraje "Autorretrato", dentro del marco del primer catálogo Canarias en Corto
No recuerdo si ya se llamaba "catálogo" en aquella primera edición. Sé que no se editaba ningún DVD como se hace ahora, ni se movían los cortos en conjunto, pero, para alguien como yo, que sólo había rodado un cortometraje, que apenas llevaba dos años en el audiovisual, estrenar en Gran Vía era como estar en la estratosfera.
   Mi modesta peliculita compartía cartel con trabajos firmados por Juan F. Padrón, José Alayón, Damián Perea, David Baute o Miguel Angel Toledo.
 
 Mis amigos David Delgado (dire de foto) y David Curtelin (actor) ya se habían vuelto a Canarias unos días antes. Habían asistido al evento por su cuenta y riesgo, y durmieron en la habitación de hotel que el SOCAEM había destinado para mí. De hecho, esa noche dormí en el suelo, ya que el alcohol es el demonio, y despierta la exaltación de la amistad- "mis colegas del alma no van a dormir en el suelo".


   
             




    
                  Canarias en Corto 2004 a la entrada del Cine Capitol, en la Gran Vía madrileña


Bueno, a lo que iba. Madrid Barajas.


      En la puerta de embarque compartí cola de espera con rostros conocidos. López Aguilar, el político, Alex de operación triunfo, María Patiño periodista del corazón, y Pepa Flores, más conocida como Marisol.
   Despegamos. Cuando ya las ventanillas del avión nos mostraban el azul del mar, el piloto nos anunció que teníamos un problema técnico, que se nos había escacharrado el avión, y que teníamos que dar la vuelta y regresar a Madrid.


   Y es así como me vi deambulando por Barajas con mi copia en 35 bajo el brazo, llevándola a todos sitios conmigo, hasta el baño, a pesar de la incomodidad de su redondez.


   Naturalmente, para nosotros, pobres diablos del pueblo llano, las horas de espera se alargaron interminablemente hasta el día siguiente. Nos mandaron a dormir a un hotel ya a la una de la madrugada cuando los "indignados" tomamos el mostrador de información de Iberia como si se tratara del Palacio de Invierno: -"¡¡¡ Iberia delincuencia, Iberia sinvergüenzas !!!"-


   Todos los personajes conocidos que compartieron conmigo aquel naufragio aéreo, todos- López Aguilar, la Patiño, el tal Alex- pudieron tomar otro avión en seguida, y no tuvieron que pegarse las 14 horas aquellas tirados en el aeropuerto, comiendo sandwiches de máquina. 


Todos, menos Pepa Flores.
   Ella compartió nuestra suerte, a pesar que la compañía tuvo la cortesía de ofrecerle otra opción.
   Se sentó con nosotros en los asientos del aeropuerto. Compartió con nosotros- los damnificados- los cafés, los sandwiches y la espera.
-Yo no quiero privilegios de ningún tipo- nos comentó. 


   Se dejó, paciente y amable, sacar fotos con nosotros, y - nunca lo olvidaré- al ver mi bobina debajo de mi brazo, me dedicó estas palabras:


"El cine de antes era como una familia, todos nos conocíamos y nos queríamos. Hoy en día, la televisión, el mundo del cine, todo lo artístico está corrompido. Todo es tele basura, bajeza moral. Lo de hoy es todo prostitución cultural".


   Un saludo, Pepa Flores, y gracias.