lunes, 28 de enero de 2013

Directamente a la caja de Pandora


   Ésta es otra de esas películas cortas que, junto con "Rota" (2011) pasará a engrosar la lista de cortometrajes fácilmente olvidables.

   Y no sólo por parte del público o crítica (como si eso existiera), sino por mi mismo.
   Y es que "Mirando hacia atrás" es uno de esos trabajos íntimos, dolorosamente autobiográficos, que uno no debería de rodar nunca.

   La estrenaré, por supuesto, en las dos provincias, pero, al igual que "Rota", sé que después no querré enseñársela a nadie, ni que la vea la gente, así que dormirá en mi ordenador por los siglos de los siglos.

   Repartiré un par de dvds entre los actores y el equipo, por aquello de que su trabajo es suyo y no mío, y eso será todo. 
   Al contrario que mis otros trabajos, que me apresuro siempre a subirlos a internet en cuanto pasa el estreno, éste igual que "Rota" no verá la red. Su destino es el onanismo emocional.


   Nació de la Caja de Pandora, y a ella regresará después de su estreno.   
   Y a otra cosa mariposa...
   

miércoles, 23 de enero de 2013

Entre gitanas y toreros.


   
   Durante mi cada vez mas lejana infancia, recuerdo que mi madre solía viajar con frecuencia a Madrid por aquello de negociar convenios y cosas de ese estilo.
   Hay que recordar que en esa época, finales de los 70 y principio de los 80, nuestras islas estaban mas lejos del continente de lo que ahora están. Viajar a la capital era una cosa excepcional, y los mercados peninsulares e isleños eran muy diferentes entre si.
   Quiero decir que en Madrid podías encontrar cosas, libros, cómics que aquí no llegaban. Luego todo eso cambió, pero esa es otra historia.

   Bueno, a lo que iba.
   Cuando mi madre regresaba de esos viajes solía hacerlo cargada de cómics para regalárnoslos a mi hermano y a mi, ejemplares que en las librerías canarias era imposible conseguir.
   El caso es que los conseguía en una librería especializada que se llamaba "El Aventurero", que descubrió por casualidad mientras paseaba por una de esas calles aledañas a la Plaza Mayor de Madrid.

   Para mi infantil imaginación, aquella librería de la que mi madre nos hablaba, era un lugar inmenso y mágico donde se encontraban todos, absolutamente todos los cómics del mundo. Los ya dibujados, los que aún estaban por dibujar, los que nunca se dibujaron pero ojalá que sí...

   Luego, con los años, como bien digo, las islas se acercaron a la península. Descuentos de residentes (ay ay), vuelos baratos etc etc, y no fue hasta el año 1996 que realicé mis primeros viajes a Barcelona y Madrid.
   Y una de las primeras cosas que hice al llegar por primera vez a la capital del reino fue acercarme a conocer ese camelot de mi infancia que era la librería "El Aventurero".
   
   Haciendo esquina a la salida de la Plaza Mayor resultó ser una minúscula tiendita no mucho mayor que el salón de mi casa. Eso sí, tenía una escalera que te trasportaba al piso superior donde, sí, estaban todos los cómics del mundo.

   Y desde aquel ya lejano año, nunca he dejado de visitar ese santuario de mi infancia cada vez que he viajado a Madrid y casi nunca he dejado de comprar algo allí, aunque sólo fuera por homenajear mi niñez.

   Pero... esta semana pasada estuve en Madrid y me dispuse a seguir mi ritual tradicional; pasear por El Retiro, visitar la Fnac, café en Starbucks, cena en la calle Hatzemburg, y cuando llegué a la puerta de "El Aventurero" me encontré con que el letrero había cambiado, y que ya no había cómics en el escaparate. 
   No. Ahora había allí muñequitos de gitanas y toreros, banderitas de España, souvenirs de La Cibeles (que ya ni se pueden poner encima de la tele, que ahora son todas planas) y camisas de ésas de alguien que me quiere mucho estuvo en Madrid y me trajo esta camiseta.
   El letrero rezaba "Hola Madrid- souvenirs"...

   Supongo que es ley de vida. ¿Quién querría vender el último de Tardi o Bernet, pudiendo vender como churros Osos y Madroños de 15 centímetros a los turistas?
Normal...

   Es como los cines que se convirtieron en bingos, y luego esos bingos en Mercadonas...

   No pasa nada. Aún quedan otras librerías especializadas en Madrid, en Barcelona, y siempre nos quedará comprar por internet. 
   Sí, no pasa nada. 
   Sólo es un trocito de mi infancia perdido entre gitanas y toreros.

lunes, 21 de enero de 2013

Exorcizando demonios

   
   Hace tiempo que aprendí que lo único que uno puede hacer con sus traves personales y rayadas de ese estilo es rodarlos.
   Al menos yo es la única fórmula que he encontrado para alejar fantasmas, aunque en honor a la verdad soy consciente de que es una peligrosa arma de doble filo.
   Por un lado, sí, sacas afuera y liberas el disco duro emocional, tan necesitado de gigabytes, pero por otro lado te desnudas ante una cámara que está capturando esa desnudez para luego ofrecérsela al público.


   
Pero bueno...
   Como sé que este blog lo seguimos tú, yo, mis papis y mi vecina del quinto, pues para que mas detalles... ya saben, Madrid, refugio, quien dijo rodar etc etc...

   Tal vez porque se trataba de mi cortometraje número 13 + 1 fue que nos llovió, nos salió el sol. nos cambió la luz, se volvió a nublar, nos quedamos sin batería, el frío se nos metió pituitaria adentro y todo lo que se les ocurra y más.
   Sí, pero a cambio, joder, a cambio...

   A cambio pude disfrutar nuevamente de esa mágica experiencia que la creación de un cortometraje bajo los parámetros del cine leve.
   Pude asistir de nuevo a como Penélope y Borja, esos dos actores que me acompañan siempre a ese borde del mundo cuando La Tierra es plana, hacen magia con unas palabras escritas dándoles una vida propia que no tenían sobre el papel.
   Tuve la suerte de tener a mi lado a Mónica y a Pablo al cargo del sonido. Desde aquí mil gracias a los dos... (doblemente gracias, tú sabes por qué, Mónica).


   El placer de compartir nuevamente con mi hermano Sergio y mi hijo Víctor un rodaje  de esos en los que los embauco tirando de la sangre familiar.

   Y lo que para mi fue todo un privilegio: contar en el apartado de la dirección de actores con Emma León, una gran actriz con la que pude trabajar hace años y que aceptó mi invitación para desempeñar esa labor aprovechando que ella sabe mas que yo del tema como de aquí a Pekín y que estaba ese fin de semana en la capital.
   

   Lo dicho. Todo un privilegio y una experiencia enriquecedora, ya que trabajar con una directora de actores que supervise las interpretaciones mientras uno se dedica a la cámara, la luz, el diafragma y todo eso, pues que te voy a contar...



   Poco que añadir a lo ya dicho, la verdad, y a lo ya rodado. 
   Otra vez el cine leve, otra vez dos actores, otra vez la intensidad como potencial visual por encima de la situaciones, otra vez una historia mínima, íntima (quizás demasiado, que ya me estoy arrepintiendo de haberla rodado), existencial, en la que no pasa nada, pero esa nada que no pasa, lo es todo.


Y ya no les aburro más. Ya pueden ir a leer algún blog sobre cine de verdad.

viernes, 11 de enero de 2013

¿Quiénes son Los Miserables?

   
   Se supone que debemos alegrarnos inmensamente porque Paco Delgado, diseñador canario está nominado a los Oscar por su trabajo como diseñador de vestuario en "Los Miserables".
   Ya saben. El nombre de Canarias se paseará por la alfombra roja para gran satisfacción y orgullo nacionalista de los que vivimos en estas islitas.

   Yo, que soy un trotskista de mierda, internacionalista trasnochado, no recuerdo haberme cruzado nunca con el señor Delgado en el Festival de Las Palmas, ni en el de Lanzarote, ni recuerdo habérmelo encontrado nunca en el TEA ni el Monopol en ningún estreno.
   Quizás por eso me la suda un poco esta nominación.
   Me alegraría mas si, no sé, a Iván López o Lamberto Guerra les nominaran a algo en donde fuera. O si a Dani Mendoza le premiaran al mejor sonido.

   Ah, pero de que Javier Bardem haya nacido en Gran Canaria... uf... la piel de gallina y los pelos a lo coalición canaria...

   Es un poco como cuando trabajo de camarero en un restaurante y me siento mas cercano a mi compañero camarero venezolano, que a mi jefe por muy canario que este sea. ¿Me siguen?
   Que me defeco en los sentimientos nacionalistas, vamos. Viva la internacional...

  Y es que, como decían en el "Germinal" de Zola, cuando un proletario se gana la lotería, lo que quiere es convertirse en burgués. Del mismo modo. lo que se pretende por estas tierras no es sacar adelante el cine canario, sino "dar el salto", largarse, rodar en inglés con subtítulos y diseñar el vestuario de "Los Miserables" en Hollywood y no en La Isleta.

   ¿Y quienes son Los Miserables?
Pues son aquellos que se gastan sus ahorros en un cortometraje, y que luego tienen que pagarse los traslados o la estancia si quieren proyectar su trabajo en otra isla. 

   Son aquellos a los que se les reclama desde los blogs ese euro y medio que a veces consiguen cobrar por persona en taquilla, bajo el argumento de que se gastaron ese dinero viendo "tu mierda de corto". reclamación hecha por los mismos que se gastan 8,50 euros en cualquier mierda en 3D en El Muelle, y que a pesar de que les haya parecido una mierda lo que han visto, no le escriben al director reclamando su dinero.

   Son los mismos que cuando le plantean a Canarias Cultura en Red estrenar su cortometraje en Madrid, la respuesta que encuentran es: "Bueno, pero con la condición de que invitemos al acto a Mateo Gil, a Kira Miró. a..."
   Es un poco de "nos la pela tu corto, pero saldremos en la foto con Kira Miró y Mateo Gil". Y es que esos no son Los Miserables...

   ¿Nos sacamos la foto a ver si algún día dejamos de serlo y entramos en la élite, o nos quedamos, rodamos, y nos cagamos en todo?
   Elijan ustedes.

miércoles, 9 de enero de 2013

El monstruo de ocho patas

   
   Con frecuencia escucho, de nosotros mismos, relizadores canarios, que lo que nosotros hacemos no puede considerarse cine.
   He escuchado frases como: "Yo hago películas, sí, cortometrajes, pero eso no es cine. El cine es otra cosa". 
   Y no dejo de preguntarme qué es esa otra cosa.

   No lo entiendo ¿Lo que hacemos no es cine porque no lo rodamos en celuloide sino en soporte digital? Si fuera así, "El ataque de los clones" de George Lucas no sería tampoco cine...

   ¿O nos referimos a que nuestros trabajos están "fuera de la industria"?
   Este punto de vista es interesante. "El cine es un industria, y todo lo que se ruede sin ese carácter industrial no puede ser considerado cine."
   Pienso entonces en, por ejemplo, cintas como "Clerks" de Kevin Smith, que se rodaron de forma independiente con los mínimos posibles completamente al margen de la industria. ¿No es cine "Clerks"?
   ¿O es que no adquirió la etiqueta de "cine" hasta que la película fue adquirida por una productora oficial? ¿Antes de eso no lo era y después sí?

   Sinceramente, creo que hay ciertos complejos en todo esto. No nos arevemos a calificarnos a nosotros mismos como "cineastas" porque nos resulta prepotente y egoíco, y nos rebajamos la calificación para quedar bien.

   Yo, particularmente, creo que lo que hacemos sí que es cine. Cine no industrial, cine amateur, cine pobre, cine no profesional, cine indigente, incluso cine malo, sí, un cine de mierda, vale, pero cine al fin y al cabo.

Así que con un par, sin complejos.

   Contamos una historia a través de imágenes en movimiento capturadas en un soporte, ya sea digital o fotoquímico.
   Y eso es el cine, creo yo: La necesidad de capturar, atesorar y trasmitir la realidad en movimiento que nos rodea. 
   La necesidad del cavernícola dentro de la cueva de observar al jabalí pintado en la pared, y ver como corre velozmente.
   El cine es ese mosntruo de ocho patas, no es más que eso.

lunes, 7 de enero de 2013

Comienza el año- Un cine sin etiquetas.

Una bucólica Marine Discazeaux
   
   Si hubo algo con lo que me quedé con las ganas en este pasado año que se nos murió fue participar en un rodaje de mi amigo David Delgado.

   Y es que David pasó el 2012 enfrascado en su largometraje documental "Stipo Pranyko con cuadros blancos" y no encontró el hueco necesario para transformar en imágenes alguna de sus múltiples inquietudes.

   Pero este viernes, mientras las personas de bien se dedicaban a ultimar sus compras navideñas. un grupo de desarrapados culturales nos aprestamos a materializar una de esas aventuras creativas que el amigo David nos ofrecía.


   
   Aún no había título, ni un guión firme. Sólo había una cámara, un trípode y la imaginación visual del realizador.
   Algunos dirían, yo entre ellos, que esto era cine leve, pero llámalo como quieras: cine ligero, liviano, inmediato, indigente... o simplemente no lo llames nada. Cine sin etiquetas.



   Esta vez nos tocó actuar a todos. A Sergio León, recuperando su personaje en "Filmología Imaginaria", a Marine Discazeaux descalza por el parque, a Pedro García y a mi nos tocó darnos de hostias y al propio David Delgado le cayó la responsabilidad de la introducción.



   Sólo se salvaron Noemí y Paco, que constituían el equipo técnico.



   Rodamos todo el día, hasta que el sol se escondió y nos lo puso dificil, en un descampado que a pesar de estar en mitad de la ciudad, nos trasmitía la sensación de encontrarnos lejos de la civilización.

   De nuevo la cámara dentro de la cámara, como vehiculo, como pretexto sociológico para mostrar, la misma perspectiva pero con otro elemento que dejar pasar ante el ojo mecánico, siempre poderosamente visual.

   Y eso fue todo. Plegar trípodes, enrollar cables y a esperar el resultado.
Sí. Un cine sin etiquetas, pero de tener alguna. sería "un cine entre amigos".

   Y el año sólo acaba de empezar.