viernes, 21 de febrero de 2014

El cine negro tiene que ser en blanco y negro ¿o no?

   

   
   Que los géneros clásicos se volvieron crepusculares es algo a lo que aún no le encuentro explicación.
   La Cencia Ficción, quizás ligeramente mas tardía en su apogeo dentro del universo de la serie B, sobrevivió a la crisis de los 70: el drama y la comedia que decir, inmortales desde el teatro griego.
   Así como el género de terror, tal vez porque bebe de los instintos humanos básicos, pero tanto el western como el cine negro sufrieron considerablemente el ocaso del star sistem.

   De vez en cuando, después de esos títulos crepusculares, aparecía una cinta rompedora, como el Sin Perdón de Clint Eastwood, y entonces Hollywood se volvía loco tratando de explotar el tirón reviviendo el género. 
   La carteleras se llenaban de títulos secundarios revisitando los cásicos desde una óptica moderna, que nunca nunca acaba de cuajar.

   Digo todo esto porque hace poco vi Gansters Squad, ésa con Sean Penn, Ryan Gosling y mifuturaesposasinellasaberloaún Emma Stone.

¿Qué decir?
La cinta es un refrito de diálogos, situaciones, personajes, todo ello ya visto con anterioridad que, a pesar de todo, va y me gusta, ya tú ves...

   Después de verla vienen a mi memoria otros títulos que han intentado caminar por la misma senda: Mulholland Falls, La Dalia Negra etc etc, todas fallidas en su planteamiento.

Podríamos pensar ingenuamente que el fallo radica en el color, que el cine negro o el cine de gansters debería ser en blanco y negro para que sepa a cine negro.

   (Hago un inciso para decir que nunca he entendido la chorrada esa que los historiadores de cine mantienen cuando diferencian el cine negro del de gansters a partir de El Halcón Maltés en adelante. Ya saben, antes del halcón, todo aquello de Hampa Dorada, Los violentos años 20 etc etc se llama cine de gansters, y después... pues no... ya digo, una chorrada.)

   Sin embargo, El Padrino de Coppola o Érase una vez en América son cine negro... ¿o no?

   Creo que el problema por el cuál los nuevos títulos no acaban de convencer a los amantes del género negro radica en un detalle que, analizando las tramas y comparándolas con los clásicos, se vuelve esclarecedor.

En el cine de gansters, tanto en los años 30 y 40, como en las citadas cintas de Coppola o Leone, los protagonistas eran los gansters, los malos eran los buenos, mientras que actualmente, los guionistas de Gansters Squad, La Dalia Negra o Mulholland Falls se empeñan en que los polis sean los protas, los buenos.
   Quizás se explique así su fracaso y el éxito de series como Los Soprano.
De toda la vida, los delincuentes han sido siempre mas interesantes que los polis, incluso por corruptos y violentos que estos sean.

   Y es normal. ¿Alguien recuerda algún título de aquellos como La Calle sin Nombre, truños pagados por el FBI en los que los agentes Bill Nosequién y Harry Nosecuál llevaban las balas a los laboratorios de balística y "veías" los arañazos en la bala que confirmaba que había sido disparada por la misma pistola que había matado a Helen Fulanita?

   Un vano intento de Hayes para que el cine no mitificara a los criminales y gansters de la época. Todo ello mientras el espectador moría de aburrimiento.

Naturalmente, hay excepciones. Y me refiero por ejemplo al truñaco ése en el que Johnny Deep hace de Dillinger, y que es un ñordo a pesar de que el bueno es el malo. Enemigos Públicos creo que se llamaba, robándole el título cojonudo a El Enemigo Público de Wellman y Cagney de 1931. No te queda nada Michael Mann.

   Bueno, me voy a ver "Una historia de violencia" de Cronenberg, que siempre se salva algo en estos tiempos del "yaestátodoinventado" aunque me recuerde peligrosamente al "Forajidos" de Siodmak.

Nos vemos en blanco y negro.