lunes, 21 de abril de 2014

Crónicas del despropósito: Destino final 6

   

   Era el primer día de rodaje. Ibamos a rodar un largometraje. Estábamos ilusionados, porque esto significaba un pasito mas allá de lo que habitualmente hacíamos.
   Colocamos cámara, abrimos trípodes etc etc... y nos sentamos a esperar a la actriz.
   Mientras esperábamos fuímos improvisando algunas escenas... pero la actriz no llegó.

   Era sin duda una señal divina que nos indicaba que lo mejor era abandonarlo todo antes de que fuera demasiado tarde, y debimos hacerlo, pero, en vez de eso, solucionamos el problema al mas puro estilo del "cine leve". Echamos mano de otra actriz, cambiamos planificación y adaptamos la peli a la nueva situación.

Después de ese primer día empezaron las deserciones. La script, uno de los eléctricos... y quizás fuera esa otra señal divina para que lo dejáramos, pero no, nosotros seguimos adelante.

   Rodamos una secuencia mas, y cuando fuímos a seguir con el planning, resultó que al director de fotografía, a la sazón dueño de la cámara y del equipo, le surgió trabajo de ése bien remunerado, y evidentemente, tuvo que abandonar la película.
   De pronto nos encontramos sin cámara, sin operador de cámara, sin luces, sin slider ni steady.
   Quizás era una señal divina para que abandonáramos la película, para que nos dedicáramos a otra cosa... pero no. Buscamos otro director de fotografía, con otra cámara, conseguimos otras luces tirando de favores, cambiamos el planning y seguimos adelante.

   Luego resultó que el cambio de planning alteró notablemente el calendario de rodaje. Actores que habían pedido permiso en sus trabajos para rodar tal y cuál día, no podían cambiarlo para otra fecha. Me era imposible reunir a todos, actores y equipo técnico en las mimas fechas, amén de que los permisos de rodaje en determinadas localizaciones ya estaban en curso y eran inamovibles.
   Quizás era otra señal divina para que lo dejáramos, pero no. Al final hicimos apaños; actores que corrían a la salida del trabajo para rodar sus escenas y volver de nuevo, volver locos a los de las localizaciones y un montón de despropósitos mas que mi mente ha preferido olvidar... y seguimos adelante.

   Parecía que ya iba a ir todo rodado, ya que habíamos solucionado los problemas de fechas y de equipo, estos últimos en base a sustituir el setady por la cámara en mano y otros sacrificios narrativos.
   Pero no. 

Seguimos rodando, y uno de los días, junto a la localización que habíamos vistado semanas antes, se había abierto una zanja en la calle y los ruidosos obreros con sus máquinas nos jodían literalmente el sonido directo. Dirán ustedes que era una señal divina para que abandonáramos... 

   Al terminar otra de las jornadas de rodaje, el sonidista se me acercó y me comunicó que no se había grabado nada del audio de ese día. Que hubo no se qué problema técnico, que nada se había recogido.
   Era, ya evidentemente, una señal divina para que lo dejáramos... pero no...
   "Ya veremos lo que hacemos, las secuencias de hoy no son de mucho diálogo, así que ya veremos, igual doblamos, sigamos adelante"... Estábamos tan cerca del final, al otro lado de la Luna, en el punto de no retorno...

   Para que eso no volviera  a suceder, contratamos a unos sonidistas profesionales para la jornada de rodaje que quedaba. Era la jornada mas importante, porque en ese único día rodaríamos el grueso de la película. Tres largas secuencias que constituían el eje central de la trama, y de una fuerza dramática que daba sentido al resto de la cinta.

   Terminamos. Nos abrazamos. Abrimos botellas de champán imaginarias... Lo habíamos conseguido, habíamos vencido al "plan de la muerte" como en "Destino final"...

   Los meses que siguieron fueron días de edición, de corrección de color, de mover planos para adelante y para atrás... hasta que por fin la edición estaba terminada. Había sincronizado todos los audios, excepto los que se habían perdido el día del fallo técnico, y los que habían grabado los sonidista profesionales.
   Así que le tocaba ahora el turno a la mezcla de sonido. Se trataba de doblar los audios perdidos y sincronizar los otros...
   Pero resultó que los sonidistas habían perdido los archivos de audios. No los encontraban. No sabían donde estaban... lo cuál era sinónimo de que esos audios ya no existían. 

   El setenta por ciento del largometraje estaba ahora sin audio. Era, o si no digánmelo ustedes, una señal para abandonar, para que lo dejáramos, para que nos olvidáramos del tema de una puñetera vez...
   Tras la deseperación y la cortada de venas emocional, decidimos tratar de arreglar los audios de cámara para salvar los muebles.
Los enviamos a un estudio en Suecia con el consiguiente coste añadido, y allí hicieron lo que pudieron con ellos, pero en Suecia no hacen milagros... así que la mezcla final de sonido sólo sirve para poder enseñarle la película a tus amigos.

   Y aquí estamos ¿Es una señal divina para que abandonemos, para que lo dejemos, para que maduremos de una vez y nos dediquemos a cosas de adultos?
...mmm... aún se puede intentar doblar todo... cuesta una pasta, esfuerzo y trabajo... Se trata de endeudarse para conseguir el dinero para pagar estudio de doblaje, pasajes de los actores que están fuera...

¿Señal divina?...