lunes, 12 de octubre de 2015

Los Días Vacíos (VIII). De la pastelada comercial al drama social.

  
Los Días Vacíos

    
   En una ocasión, el oh capitán mi capitán Josep Vilageliu comentó en su blog "En pos de la ballena blanca" aquello de que los jóvenes cineastas canarios andaban mas preocupados por hablar en su cine de sus devaneos y experiencias sentimentales que de plasmar (o incluso denunciar) la realidad social que les rodea.

   Y tenía Josep (como siempre) mas razón que un santo.

Se lamentaba de esto en cierta forma después de asistir a aquel catálogo de Canarias en Corto del 2012 en el que seis de los siete cortometrajes eran historias de amor.

   También en ese documental sobre el cine canario que están preparando desde Trotavistas Producciones al entrevistarme me hicieron una pregunta a ese respecto.
¿no deberían los cineastas canarios reflejar la problemática social de los tiempos en los que viven?
   Yo respondí que creo que estamos, como creadores, obligados. Que tenemos una especie de responsabilidad civil con la historia.  Según creo me quedé bastante solo defendiendo ese fuerte.

Los Días Vacíos

 
   Así todo, alguien dijo una vez que todas las historias son en realidad historias de amor.
Siempre recuerdo esa frase cuando veo el Re-Animator de Stuart Gordon... No se rían porque es verdad. Al final de la peli cuando se muere la novia del prota, él va y le inyecta el suero reanimador para rescatarla de la muerte.

   Bueno. Al turrón que se me va la pinza como siempre.

Que estoy deseando que mi amigo Vilageliu vea nuestra última película "Los Días Vacíos". Y lo estoy deseando por varias razones.
Una, por supuesto, porque le respeto y admiro como cienasta y su opinión cuenta mucho para mi. Y otra es porque sé que él sabrá ver lo que hay detrás de cada plano al hilo de lo que comentábamos sobre el cine social.

   Para muchos espectadores "Los Días Vacíos" no será mas que un relato de post adolescentes (o pre jóvenes), una historia de amor de idas y venidas sentimentales, o incluso una pastelada comercial cuyo target son las niñas de instituto.



   Pero sé que habrá otros ojos capaces de hacer una lectura mas profunda. De ver la crítica. Habrá quien sepa ver las diferencias de clase social entre la pareja protagonista con solo fijarse un poco en los decorados de las viviendas de ambos. La relación entre el camarero sin formación y la pija estudiante universitaria.



   
   Espero que todo eso les lleve a la misma conclusión que a mi. Que las dos problemáticas, la sentimental y la social, en el fondo se retroalimentan la una a la otra. Se imbrican, siendo una a veces consecuencia de la otra y viceversa.
   Los dos temas, en el cine, son inseparables, porque también lo son en la vida real.


 

   Así, de esta manera, una historia de amor es también un drama social, y creo que así se puede explicar en cierta medida la reflexión de Josep: el porqué de esas tendencias creativas de nuestro cine chico.

...así todo, echo de menos a Bertolucci...