lunes, 23 de noviembre de 2015

El Sueño de Noodles



   
   Cuando finalizó la proyección de la premiere de "Érase una vez en América" en Roma, un espectador se acercó a Sergio Leone y le felicitó por la maravillosa película que había hecho:

            -Felicidades Sr. Leone, pero, permítame una pregunta ¿Qué significa el plano final, esa sonrisa de Noodles mirando a cámara?-
           -Bueno, ha visto que la película empieza y termina en la misma secuencia, con De Niro en el fumadero de opio, así que quizás, solo quizás, todo lo demás en la película no sea mas que...

El espectador le interrumpió:

          -No, no, por favor... prefiero no saberlo...

   Yo debo de haberla visto al menos unas veinte veces, y cada vez me convence mas esa teoría, que toda la tercera parte, el segmento en el que los personajes son ya unos ancianos, no es mas que un sueño de Noodles producto del opio.
   Varios detalles refuerzan este pensamiento. El enigmático final del personaje de Max (James Woods)... ¿Se arroja dentro de ese puñetero camión de basura o no? ¿Simplemente desaparece de la vista de Noodles?   
   El monstruoso camión de basura lleva pintado un número 35 en su carrocería, los mismos 35 años que dicen que han pasado desde que Noodles desapareciera, después de "traicionar" a sus amigos.
   El Reloj de Fat Moe, detenido hasta que Noodles devuelve la llave.
   Y sobre todo, Deborah. 
   Una Deborah que no ha envejecido a pesar de esos 35 años. Que mantiene el mismo rostro joven que Noodles viera por última vez tras la ventanilla del tren, después de la desagradable escena de la violación.




   ¿Sueño e ilusión? ¿Clarividencia premonitoria? ¿Expiación por la culpabilidad de haber provocado la muerte de sus amigos?
   Lo cierto es que esta teoría me toca un poco las pelotas. No me gusta que me cuenten una historia que me entusiasme y que al final resulte que todo es un sueño, como en Desafío Total o en La Mujer del Cuadro, así que siempre que saco este dvd de mi estantería y lo meto en el reproductor, hago un auténtico ejercicio de autoengaño y paso por alto todas esas señales, dedicándome únicamente a disfrutar de la trama quebrada que Leone nos propone.

   Ésa es una de las grandezas de esta película, que la explicación queda abierta a la interpretación que cada espectador elija. 
   El ya citado: -No, no por favor... prefiero no saberlo...

   Ésta es para mi una de las mejores películas de la historia del cine. Es al cine lo que El Guernica a la pintura. Un impresionante fresco cuya temática, el cine de gangsters, es circunstancial. Es un manifiesto existencialista sobre la vida, el paso del tiempo, la amistad, el amor, la brutalidad del ser humano etc etc, contada, eso sí, con una violencia mas que justificada dramáticamente a través de la mirada de unos personajes odiosos a los que sin embargo coges cariño porque los has visto crecer ante tus ojos.
   Todo lo demás, la mafia, los sindicatos y políticos corruptos y los disparos en el ojo no son mas que una anécdota.

   Si a todo esto le sumas la que probablemente sea la mejor banda sonora musical de la historia (Morricone no ganó el Oscar porque los inútiles de los productores se "olvidaron" de incluir la música en su versión americana), una puesta en escena impecable y unas interpretaciones magistrales, pues podemos decir que estamos ante La Obra Maestra, todo en mayúsculas.

   La última película de Leone en donde echó el resto y que terminó acabando con él.
   Toda la pelea que mantuvo para que su película, pensada hasta el último detalle para ser montada de forma quebrada, no se editara de forma lineal y cronólogica, tal y como se exhibió en un principio en Estados Unidos, acabó por afectar a su corazón.
   Cuenta su hija en una entrevista que, mientras se encontraba inmerso en la pre-producción del que hubiera sido su siguiente film, cuando le diagnosticaron su afección cardiaca, supo que la única solución pasaba por un trasplante:

-¿un trasplante?- excalmó Leone -ahora mismo es imposible, estoy preparando una nueva película-