lunes, 17 de abril de 2017

"Modernos" o la vanguardia olvidada

   

   La semana pasada andaba yo por Madrid y me dio por acercarme a la Sala Matadero de la capital del reino, donde proyectaban el documental "Modernos" del realizador canario Jairo López.

Ya, ya... pero yo soy así...

La cinta, que tiene como base un trabajo de investigación literario realizado por el experto Roberto García de Mesa, es una más que interesante aproximación al movimiento del teatro de vanguardia que floreció en el archipiélago canario durante la época de entre guerras, allá por los años 20 y 30 del pasado siglo. 
O sea, a puntito de cumplir cien años...

   Tomando como eje central las tres obras teatrales que, a juicio del experto García de Mesa, están consideradas como las tres mas importantes de dicho movimiento, el documental hace un hábil ejercicio cinematográfico de planteamiento, nudo y desenlace que recorre desde el nacimiento de un movimiento que se revela y se rebela como respuesta enojada a un teatro considerado anticuado, hasta quedar asolado, como el resto del país, por la dictadura que siguió a la Guerra Civil.

Así, las obras "Tic Tac" de De La Torre, "Proyecciones" de García Cabrera y "La Casa de Tócame Roque" de Espinosa son las elegidas por Jairo López y García de Mesa como las representantes de este periodo de explosión cultural y creativa vanguardista.

Desde el punto de vista cinematográfico, "Modernos" es un documental de narrativa clásica donde predomina el uso del plano medio corto de los entrevistados, alternados con imágenes de archivo.
Nada que reprocharle, pues, ya que a pesar de ser capaz de valorar otras propuestas mas abstractas en el campo del documental, lo cierto es que se agradece (y mucho) la claridad de la exposición, poniendo así siempre la forma al servicio del contenido, y no al revés.

   Y es que es así, a mi juicio, como se cuentan bien las cosas, y es aquí donde este "Modernos" acierta de pleno, ya que consigue que un espectador desvinculado del rollito teatral sea capaz de interesarse por algo que nos resulta tan peregrino como un teatro radical que se escribia hace casi cien años en estas siete islas perdidas en el Atlántico, hasta el punto de (y este es uno de sus grandes logros) crearte la necesidad de ver representadas las obras mencionadas.

   Así todo, a pesar del clasicismo casi periodístico, hay también espacio para cierto desahogo artístico que el realizador se permite (¿o se auto regala?) a sí mismo expuesto en la filmación de algunos fragmentos de las obras representados expresamente para el documental, y que constituyen uno de los grandes aciertos de la cinta, sirviendo casi como área de descanso visual y contribuyendo a despertar ese interés en el espectador del que antes hablábamos.

   De esta forma, el documental funciona a la perfección, dejándote con ganas de saber mas sobre el periodo, las obras y sus autores, y desvela una realidad mas de actualidad que nunca, y es que los movimientos culturales de cualquier época y en cualquier lugar  despiertan pasiones encontradas, amigos y enemigos, Góngoras y Quevedos con o sin Facebook...

Al César lo que es del César... digo yo ¿o no?